viernes, septiembre 22, 2006

Memoria y podredumbre


No solo me fueron arrebatados los cines de mi infancia y juventud. Con ellos también desaparecieron calles, plazas, esquinas, personas, resquicios, árboles, flores y escaleras. Aquella tienda de discos donde adquirí mi primer CD (Conciertos para violin de Bach) es ahora un lugar pútrido en el que una indigente, sentada en un charco de su propia orina y excremento, tiende su mano hacia la indiferencia. Esta ciudad, mi ciudad triste y derruida, ha sido violada por la locura, la podredumbre y la desesperanza. Caminar por sus calles se ha convertido en una experiencia dolorosa, y es que el ser testigo de la aniquilación nunca será cosa fácil. Antes tenía el consuelo de la memoria, pero me pregunto de que me sirve si aquello que recuerdo probablemente nuca existió.

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