viernes, octubre 06, 2006

Bad lieutenant: La locura y perversión de quienes nos cuidan

Dirección: Abel Ferrara

Guión: Zoe Lund, Abel Ferrara

Intérpretes: Harvey Keitel, Victor Argo, Paul Calderon, Leonard Thomas.

Fotografía: Ken Kelsh

Música: Joe Delia

Origen: USA, 1992

No existe forma de prepararse para el golpe en el bajo vientre que representa ver esta película. Brutal, despiadada, cínica, pervertida, son adjetivos que se quedan cortos ante el espectáculo monstruoso que se presenta ante nuestros ojos.

Y es que el seguir las andanzas de un policía (Harvey Keitel) en las calles de Nueva Cork, representa un descenso al mismo infierno, un infiero que vibra en las calles todos los días y a todas horas, un infierno en el que no existe la posibilidad para la redención, en el que los perversos son glorificados y eximidos de toda culpa, un infierno en el que los inocentes son violados, masacrados y escupidos, un infierno que cada día nos espera para devorarnos el alma, para podrir nuestros cuerpos, y para excretar en lo que nos resulta sagrado.

Abel Ferrara nos presenta de la manera más sórdida posible el trabajo cotidiano de este policía (del cual nuca sabremos su nombre) en el cual parece estar mucho más interesado en cultivar sus vicios que en sus actividades de investigación de homicidios. Envuelto en una vorágine de drogas, prostitutas, extorsión, alcohol, y una adicción al juego desbocada, el teniente malo del título encuentra en la búsqueda de los responsables de la violación a una monja su última oportunidad de redención.

Plena de secuencias capaces de sacudir al espectador más indiferente, quiero destacar una en particular. Aquella en la que Keitel, en pleno delirio alucinatorio, cree estar frente a Jesucristo y de rodillas, gimiendo como un animal al borde de la muerte, le reclama su abandono:

“¿Hay algo que quieras decirme? Desgraciado, infeliz, ¡maldito desgraciado! Di algo, sólo te quedas ahí parado. ¿Qué voy a hacer? ¡Debes decir algo! Maldito, sólo te quedas ahí parado y quieres que yo haga todo. ¿Dónde chingados estabas? ¡Dónde chingados estás? ¿Dónde chingados estabas? Lo siento. Lo siento tanto. Hice tantas cosas malas. Traté de hacer lo correcto pero soy demasiado débil. Necesito que me ayudes. ¡Ayúdame! Perdóname, ¡perdóname Padre!”

Esta cinta me llena de angustia ante la certeza de que por las calles de esta ciudad, y de este país, abundan los policías parecidos a este teniente. Pero dudo mucho que lleguen a buscar la redención.

En México Videomax sacó a la venta esta cinta con el ridículo nombre de “Corrupción Judicial”. Afortunadamente se publicó la versión integra (léase, sin censura), aunque no hubieran venido mal algunos extras, aunque fueran miserables. Pero como decía nuestro chido cómico Alfonso Zayas “Es mejor el 33 % de algo que el 100 % de ni madres”.

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