martes, octubre 24, 2006

Illuminata: La palabra escrita se reviste de carne, huesos y lágrimas

Director: John Turturro

Guión: Brandon Cole, John Turturro

Fotografía: Harris Savides

Edición: Michael Berenbaum

Intérpretes: John Turturro, Susan Sarandon, Christopher Walken, Katherine Borowitz, Ben Gazzara, Gerogina Cates, Rufus Sewell

Origen: Estados Unidos, 1998

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- Te amo

- Lo dices como si hubieras parado y quisieras empezar de nuevo.

- Nunca me paré, nunca hice nada más que amarte... imperfectamente. Hablo desde el corazón, y si estaba equivocada, me he equivocado antes, lo que quiere decir que soy imperfecta. Nací imperfecta, me educaron imperfectamente, me moldearon manos imperfectas. Si buscas quien te ame imperfectamente, no busques más, yo soy quién.

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Con recelo me había acercado a este filme ya que, como la historia fílmica nos ha demostrado, el salto de la actuación a la dirección para algunos intérpretes no suele ser terso y a veces, resulta francamente chocante.

¿Recuerdan “Danza con lobos” de Kevin Costner?, en su momento fue muy vista, muy celebrada y muy oscareada, pero el padre tiempo cinéfilo se hizo cargo de poner en su lugar a esta cinta que, vista a la distancia, no era más que un ejercicio de ego exacerbado con algunos paisajes rete-bonitos (verdá de dios).

Pero en fin, después de ver Buenas noches, que te vaya bien, no olvides cerrar la puerta (Good night and good luck) de George Clooney, decidí darle una oportunidad a este primer film como director de John Turturro (mira tu, que magnánimo), estimable actor que seguramente recuerdan (o no, pero da igual) de cintas como Haz lo correcto (y no recibas bonos), Barton Fink (no se me ocurrió algo mamila), El color del dinero y Miller’s Crossing.

Si bien Turturro cae en los problemas típicos de cualquier director primerizo (demasiados personajes, exceso de subtramas que no llevan a ningún lado, desperdicio de actores en papeles irrelevantes), Illuminata es un relato entrañable sobre los entresijos cotidianos de un grupo de teatro en una época indeterminada (quizá fínales del siglo XIX), y especialmente sobre la angustia de un escritor que lucha por llevar delante del público su inacabada obra.

Debo confesar que la primera hora de la película me pareció un ejercicio brutal de egolatría por parte del director pero, conforme se cerraban algunas historias y surgía la versión final de la obra a partir de la experiencia personal de los actores, mi opinión cambió diametralmente, de tal forma que no dudo recomendarla ampliamente.

Además, ¿en que otra cinta pueden ver a Christopher Walken interpretando a un crítico teatral gay afecto a cantar Salomé con el torso desnudo?

Pueden encontrarla en los botaderos de Wal Mart por módicos 32 pesitos.

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