miércoles, octubre 18, 2006

Shock Corridor: La violencia como institución

Dirección: Samuel Fuller
Guión: Samuel Fuller
Fotografía: Stanley Cortez
Edición: Jerome Thoms
Intérpretes: Peter Breck, Constance Towers, Gene Evans, Harry Rodes, Larry Tucker, William Zuckert.
Origen: Estados Unidos, 1963.

Pocas cosas hay en este mundo más brutales y crueles que las instituciones en las cuales se oculta a los mal llamados "enfermos mentales" para que no causen incomodidad a las buenas conciencias.

Un servidor tuvo la mala fortuna, el disgusto y la tragedia de laborar durante algún tiempo en un hospital de estos (por el rumbo de Zapopan). Mi labor consisitía en entrevistar a los recién llegados para emitir un "diagnóstico" apoyado además en una seri de pruebas psicométricas y proyectivas. Claro que mis pininos de diagnóstico no servían más que para pura chingada ya que eran ignorados por el cuerpo médico-psiquiátrico mismo que nos veía a los pobrecitos psicólogos como una especie de parientes pobres cuyo trabajo sería de mayor benficio si estuviera centrado en la limpieza de heces fecales y orina.

Pero en fin, después de esta introducción (¿les gustó la introducción?, ja!), paso a lo que le compete a este blogcito rascuachón, el cine. Y es que me tocó en suerte conseguir una versión pirata de Shock Corridor de Samuel Fuller, cineasta desmesurado y ofensivo de las dichosas buenas-conciencias, especialmente las norteamericanas. Esta cinta en cuestión fué despreciada en su país de origen pero valorada significativamente en Europa, en especial en Francia.

Esta cinta utiliza como pretexto el ingreso de un periodista encubierto a un hospital psiquiátrico para hacer una reflexión en cuanto a los procedimientos de "cura" para los "enfermos mentales", y es que lo que se supone que debiera ayudar a los pacientes no sirve más que para faciltar la inmersión en la locura.

Recuerdo mi primer visita a una granja de recuperación de enfermos mentales (El Zapote, Jalisco), misma en la que. charlando con el director, un psiquiatra del cual no recuerdo su nombre, me comentó que el objetivo de esa institución no era reintegrar al individuo a la sociedad, sino que pasaran el resto de sus vidas tranquilamente. Lo peor de esto es que me lo dijo justo cuando estábamos en el pabellón infantil, un espacio desolador en el que pude ver a un niño de 7 u 8 años, desnudo, revolcándose en su propio excremento presa de un temblor incontrolable. Y ese era su presente y su futuro.

Recomiendo leer a Thomas Sasz (El mito de la enfermedad mental), R.D. Laing (El yo dividido), y Franco Basaglia(Los crímenes de la paz) para ahondar en el análisis del papel represivo y aniquilador de las instituciones psiquiátricas (por lo menos las que pertenecen al estado).

2 comentarios:

La ninfa vouyerista dijo...

Esta no me la sabía!!! esta interesante, me acordé de una película argentina que se llama "Hombre mirando al sudeste", no recuerdo el director, pero es muy recomendable...

(también puedo tener copia)

Anónimo dijo...

"Hombre mirando al sudeste" es de Eliseo Subiela.